Los
he leído, desflorado sus textos
zurcidos
como algunos, de los que habla
Quevedo...
He
leído sus textos y sus sexos
las
palmas de sus manos
y
echado el tarot sobre su vientre
adivinando
el futuro, su horóscopo
en
la constelación de pecas de sus senos.
Ahora
me iré despacio y quedo
con
idea de no despertar los relojes
que
hoy hacen la tercera imaginaria
corriendo
del reverso.
Shhhh
duerma el reloj y calle el seso