lunes, 23 de noviembre de 2015

Intelijencia Dame


¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
… Que mi palabra sea
la cosa misma
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
Que por mí vayan todos
Los mismos que las aman, a las cosas…
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo
y suyo, y mío, de las cosas!

(Eternidades) 1918
Juan Ramón Jiménez
A mi el poema, me da en la nariz un cierto aroma de logia.
Creo notar un trasfondo masón en este verso.

Cierto que Juan Ramón no lo era, o no se sabe que lo fuese. Pero si lo fue Rubén Darío, amigo colega y maestro. Por otra parte, tampoco sería extraño, que en el ejercicio de sus funciones como director de las Ediciones de la Residencia de Estudiantes (1914) hubiese tenido contacto con algún masón la masonería sus ritos, o sus planteamientos.
Aunque aparentemente marra el tiro, también podría haberlo hecho por discreción pero en cualquiera de los casos se parece pero no es.
Me he permitido, hacer cuatro estrofas diciendo lo que en mi opinión separa su texto del intento. En fin juzgad vosotros... 
 
Por un momento Juan Ramón parece
transitar por un camino conocido
pero pide el nombre exacto de las cosas
en vez de pedir la palabra, el verbo

Pide el nombre, sustantivo de objeto
un universo en si en si la cosa
creado entonces por el intelecto
abre entre él y el verbo una fosa

pide el sujeto y abandona el verbo
sustantiva el ente lo desendiosa
olvidando que dios está en el verbo

que en el principio era la palabra
la palabra estaba y era con dios
y dios creó con la palabra verbo.