Una
tarde
Larga
como velada de invierno
cuando
el aquilón impenitente, trae
la
lluvia helada, la nieve, los hielos.
Así
transcurría monótona la tarde.
Fría
ventana y cristal de mi aposento
donde
mi voz esmerila tu nombre
escarchando
mi aliento
Una
tarde como pabilo renegrido, seco
vela sin prender junto al hogar ajeno
revellín polvoriento del recuerdo
Y
mis labios en pretérito imperfecto
musitan
tus afectos.