miércoles, 11 de enero de 2012

El Soñador

Eloy llegó a su casa. Un día mas, llevando curricula de un sitio a otro. La busca de trabajo había creado una especialidad nueva el buscador. Eloy era un parado de larga duración, ya casi ni recordaba cuando había tenido el ultimo trabajo estable.
De esta actividad de rastreo continuo de las oportunidades (mas bien pocas) había surgido una amistad profunda con tres o cuatro hombres que como el estaban en paro.
La cosa comenzó como por azar, varias veces había coincidido con las mismas personas en una cola de empleo o en la oficina del INEM. Al final la asiduidad fue creando lazos afectos confianzas.
Empezaron por compartir el diario, o mejor dicho, la cada día mas exigua sección de demandas de empleo.
Un día entre veras y bromas un compañero de situación le dijo: Oye Eloy ¿Irás mañana a Laminados Roca?
¿Porque no dejas mi currículo?
Hombre yo... y cuando estaba pensando en dar una escusa válida pensó: Porque no, a fin de cuentas la probabilidad que tengo de obtener ese puesto es muy pequeña. Bueno lo haré pero a cambio de eso tu llevas el mio a Lopéz e Hijos. Así poco a poco comenzaron a intercambiarse favores a poco se añadieron al grupo dos habituales mas de las colas del paro.
Eloy que había trabajado en el reparto de publicidad a domicilio, propuso un día. Lo que tenemos que hacer es adelantarnos a la necesidad. Nos hacemos un folleto con nuestras referencias y lo repartimos por todas las zonas industriales que rodean la ciudad. Así cuando tengan necesidad de cubrir un puesto de trabajo nuestros datos ya estarán en su fichero. La idea fue aceptada de inmediato por sus otros tres amigos y comenzaron a planificar sus campañas.  Medio en broma medio en serio se bautizaron como la cooperativa de buscas.
Pero me temo que me estoy alejando de motivo de esta historia. La cuestión es que un día a Eloy lo recibió en un pequeño despacho un hombre que decía ser escritor. Le dijo que buscaba un soñador  que era un trabajo sencillo y agradable aunque eso si no se ganaba mucho.
Sorprendido Eloy preguntó por los detalles.
Es muy sencillo dijo el escritor; usted viene una o dos veces por semana. Aquí, le daré un sobre conteniendo varios grupos de cuartillas, en ellas se describe una situación  de uno o varios personajes. Usted se lo lleva a su casa, lo lee detenidamente, y esa noche y las dos siguientes se dedica a soñar la situación las caras que pondrían las personas y la posible solución del conflicto que se plantea. Al tercer día, hace usted un resumen de lo soñado, lo apunta en una ficha y me lo entrega. Yo le pagaré entre 5 y 10 euros por ficha. Calculo que con esto puede usted sacar entre trescientos y cuatrocientos euros al mes. No es mucho pero tal como están las cosas. Por otra parte es un trabajo sencillo que lo puede hacer durmiendo.
¿Quiere usted probar?
Eloy aceptó asombrado, nunca había oído nada igual.  Tomo un sobre en el que debería haber no mas de unas treinta cuartillas y prometió estar de vuelta con sus sueños dentro de cuarenta y ocho horas.
Cuando llegó a su casa, como se dice en la primera linea de este cuento, hizo un rápido recuento de los curricula repartidos en el día. No estaba mal dieciséis visitas no estaba mal. Luego acariciando el sobre se introdujo en el la habitación que usaba como despacho y lo abrió. Dentro había cuatro grupos de ocho cuartillas numeradas de la una a la treinta y dos. El primer cuadernillo decía soñar como si usted fuese El presidente de Gobierno, El segundo Situación para soñar como un Líder Sindical. La tercera hacía referencia a el sueño de un banquero o un sacerdote no recuerdo bien. La cuarta le pedía soñar como un asalariado.
Satisfecha su curiosidad, se fue a la cocina preparó una ensalada para cenar con las cuatro cosas que encontró en la nevera y le dejó una nota a su mujer, que había ido al banco de alimentos a por la ayuda quincenal. Estoy haciendo un trabajo, por favor no me molestes, ya te contaré.
Volvió al despacho, miro la ruta de reparto que se había marcado para el día siguiente, llamó a los amigos para saber como les había ido a ellos y con los nervios propios de principiante se puso a leer  las mínimas instrucciones que acompañaban al texto. Era muy simple solo se trataba de soñar como un presidente de gobierno aprobaba una ley estúpida y totalmente inservible con el ánimo de crear una cortina de humo sobre la situación económica. Tampoco era difícil el encargo de sentirse líder de un sindicato de no afiliados. Es fácil ladrar  un poco con el riñón cubierto. Algo mas complejo era el papel de banquero o cura. Eso de administrar un bien intangible, algo que esta en todo, mantiene a todo y todo funciona por su presencia, tenía un aura de misterio, que le dificultó el jugar el rol adecuado.  Contento de sus resultados dejo el trabajo salió a ver un rato la televisión con su mujer y a la hora de concubio decidió rematar la faena. Llego el lubricán, paso la jornada durante la cual varias veces se acordó de la tarea pendiente la noche nuevo concubio y otro lubricán en blanco.
Al tercer día se presentó en el despacho del escritor. Con cara de fracaso dijo:
Creo que he resuelto las tres primeras situaciones, aquí traigo las fichas pero la ultima no se no la acabo de ver.
El escritor tomo la fichas las leyó y dio su aprobación es mas le dio una cálida enhorabuena por los bien desarrollado del resumen.  En cuanto a la tercera miró las dos únicas lineas que había en la ficha y dijo: ¡Pero hombre! No me diga usted que no es capaz de soñar dentro de un sueño...
Darío      


  
     

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