domingo, 7 de junio de 2009

El Ángel de la vida

Un día, no hace mucho, me fue dado conocer al ángel que escribe la vida de los hombres.
Me gustaría decir que era un joven de brillante atavío; que en libro de pergamino, con una gran pluma de ave, anota los versos, los estribillos y los estrambotes de nuestro ir venir diario.

Pero no es así. A mi el ángel se me mostró vestido de gris, con pinta de funcionario municipal. Un funcionario ejecutivo, eso si, de esos que a la sombra de alcaldes tan irresponsables como bien retribuidos llenan nuestras ciudades de chapuzas urbanas.

Pues bien, tenía el ángel en la mano un curioso aparato, como un ábaco, pero en cuatro dimensiones. No me preguntéis mucho como era. Solo se que las bolitas se movían de atrás a delante de izquierda a derecha y de arriba abajo y por algo que mi mente no supo entender también se movían en el tiempo.

¡A ver pregunté interesado! el chisme ese entonces permite... ¿ver la historia pasada de los individuos? Si, algo así, me contesto el ángel funcionario. Vaya entonces si permite el ver el pasado, también permite ver el futuro; dije.
Si me contesto. Entonces eso es la predestinación ¿no? El problema que llevo de cabeza a los teólogos de la reforma.

No -dijo el ángel benevolente- los teólogos reformistas suponían un Dios muy limitado un ser que de manera muy humana era capaz de ver el fin de cada individuo. ¿Y? Pregunté ¿No es así? No, claro que no, un Dios omnipotente no puede limitarse a ver el fin de los individuos. En realidad y mi aparato así lo prueba, puede ver todos los posibles finales de la historia de un ser humano...
¿¡!? Mi cara de estupidez debió ser notable tanto que mi interlocutor continuó:

Mira tu conoces que son los grados de libertad estadística ¿no? Y los grados de libertad en mecánica. Pues es lago similar, posición velocidad y ligaduras entre otras partículas.

Mi cara de estúpido, debió alcanzar una cuota nunca antes alcanzada.

A ver repite me dijo el ángel: Tu posición tu velocidad de cambio y tus ligaduras a los otros hombres y las cosas.

Ah claro , ya lo entiendo... y me despedí con rapidez, alegando no se que de llevar a mis hijos al cine...
Porque es cierto comenzaba a entender todo o me lo parecía, pero eso me produce aun ahora una cierta desazón.

¿Y a ti que te parece?...

Kasi