Al aire clama mi voz en el desierto
solo estoy privado de esperanza
peregrino en pos de una mirada
de tus ojos serenos calma el alma.
De tu mano el veneno me es grato
una copa de hiel tu amor ingrato
que apuro sin dudar hasta las heces
ni una ni dos ni tres sino mil veces.
Me castigas al destierro de tus risas
del calor de tu cuerpo tu me apartas
y huyes en livianas veleidades
fizada del veneno del las sierpes.
Eterno es mi amor eso es cierto
con el labrarán mis manos los vergeles
en el desierto vacío de tu alma
paraíso de amor, mas sin serpientes.
Kasi.
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