martes, 25 de noviembre de 2008

En el tiempo de la mirra

Mal me lo pones, difícil es. Escribirte en la aurora; unas palabras que te hagan sentir bien.
Estamos en el tiempo de la mirra. La mirra es una resina que forma lágrimas rojizas cristalinas y amargas. La mirra es en el evangelio, regalo para el hombre; que por su condición de mortal la cree medicina.
Y medicina ha de ser para tu cuerpo el llanto lento, de lagrimas rojizas, como sangre y espesas como la resina. Llórala , es ley de vida.
Yo vengo de llorar mis duelos su despedida, de la mano la llevé hasta la puerta, el umbral final que marca nuestra vida. Lúcida consciente acompañada hasta el ultimo rito de sus creencias. Y a partir de allí la entregas a Morfeo en un acto de piedad que te destroza. Y te quedas llorando lágrimas de mirra.

Uf, debía consolarte, y no se si lo consigo. Mi consuelo esta en la otra orilla con Caronte el barquero y yo llorando mirra en esta costa solitaria.
Pero el llorar evoca otros llantos infantiles, cuando a quien lloras hoy te consolaba. Ve, está a su lado, para cuando llegue el momento de la mirra de cada lágrima tuya hagas un dije. Una joya un recuerdo feliz de quien te dio la vida.
En fin no puedo hacer mas, pero encontré en una biblioteca alicantina, un texto en lengua vernácula
que recomienda hacer contigo lo que con mi dolor no me permito. diu...

E no duptes dir-me la dolor que la tua ànima tant atribula, puix est segura sinó al que tu voldràs no la faré palesa. E, encara que de mi acabat remey no esperes, attenyeràs algun descans, car delit és als atribulats si lur passió a persona fel recontar poden

Lamentaciones Joan Roís de Corella, Gandía 1443 1497

Kasivirgen

En un vuelo de la mente

Regresas del ayer, o vuelves del mañana. Y todo con la velocidad del pensamiento, raudo como la luz, que acorta el tiempo. Y en ese tiempo inexistente, entre dos ideas, creas cien mundos paralelos.

Y hay, un mundo habitado por mujeres, solo por hembras incólumes; al paso de los años. Todas niñas todas viejas. Niñas de glaucos ojos juveniles y sienes plateadas; que incluyen en la frescura de lo núbil, el blanco de las canas.


Mujeres en fin, niñas ancianas, intemporales rosas, brotes tiernos de amores desbocados.

En la serenidad, en el silencio, de ese universo al que solo se acceden por la mente los maestros las hallarás.

Y cuando hallas hollado el gineceo de las mujeres sabias. Volverás a tu ser, y renaciendo serás capaz de desenmascarar a las falsas hetairas, historiadoras del fracaso. Fracasadas.

Kasi

PD

Arriba no hablo de mujeres eso es obvio; y si de un viaje al Topos Uranos, donde las ideas seres absolutos, transgresoras de las leyes del tiempo y del espacio. Sientan sus reales. Hijas de “la loca de la casa” -La imaginación de Teresa de Ávila- el alcanzar la esencia del conocimiento nos hace a la vuelta descubrir los razonamientos falaces y las trampas que la existencia nos depara.