martes, 9 de diciembre de 2008

En la Roca Tarpeya Victorio Macho


El pelo recogido la, mirada serena nívea la piel y albo el cabello. Los brazos cruzados en una espera eterna paciente cincelada.
Un cuerpo de granito; que habla de una raza de mujeres sobrias de buenas castellanas...
Así te vio el hijo, y así te hizo, sentada. Con pie menudo y un rostro claro como ese mármol que sustenta tu mirada.
Miras hacia dentro porque nada parece que te importe. El hijo dio vida al bronce, lo hizo literatura, filosofía, medicina, y al mármol le dio alma...

Yo tuve una madre anciana y me gusta recordarla como esa, ideal serena calma firme en sus convicciones como la roca, como el granito, como el basalto, como la tierra... como su alma.

Kasivirgen

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